Por Suny Florentino
Planificación Estratégica
En el análisis de «El Príncipe», de Nicolás Maquiavelo, se establece que uno de los pilares fundamentales para un líder eficaz es rodearse de consejeros y ministros competentes, quienes puedan fortalecer y sostener su gobierno.
Este clásico de la política plantea que los errores de un príncipe a menudo provienen de la falta de prudencia de quienes lo rodean.
Hoy, esta perspectiva parece aplicable a la gestión del presidente, Luis Abinader, quien enfrenta desafíos similares debido a los errores y controversias cometidos por algunos de sus colaboradores más cercanos.
A medida que se avanzan los meses es crucial que Abinader considere si su actual gabinete es el adecuado para navegar las complejidades del momento.
Una de las enseñanzas de Maquiavelo es la importancia de corregir a tiempo los errores de los subordinados, ya que un gobernante que permite conductas imprudentes o incompetentes en sus ministros arriesga su propio poder y la estabilidad del Estado.
En el caso de Luis Abinader, varios funcionarios han protagonizado escándalos que han puesto en dudas la integridad y eficacia de su administración.
La controversia sobre temas de transparencia, manejos erróneos de recursos públicos falencias en algunos servicios públicos y declaraciones desafortunadas, han generado desconfianza en ciertos sectores de la población.
Si el presidente no actúa con firmeza y no toma decisiones estratégicas, estos incidentes pueden afectar gravemente su credibilidad.
Por otra parte, Maquiavelo subraya que la lealtad de los funcionarios no es suficiente para gobernar con éxito; la competencia y la capacidad para responder a las demandas del pueblo son fundamentales.
En el contexto dominicano, Abinader tiene en sus manos la posibilidad de realizar un cambio en su gabinete, que refuerce la percepción de una gestión comprometida con la mejora continua.
La percepción pública de un líder se construye no solo con sus actos, sino con los de sus colaboradores.
Si bien Abinader ha demostrado liderazgo, los errores de sus funcionarios sugieren la necesidad de una revisión en su equipo para asegurar que los objetivos de su gobierno se lleven a cabo sin más tropiezos.
El problema de fondo, tal como lo expone Maquiavelo, es que la inacción puede interpretarse como un síntoma de debilidad o falta de liderazgo.
En política, un gobernante que no actúa ante las adversidades de su entorno podría estar sembrando la semilla de su propio fracaso.
Para Abinader, mantener un gabinete que no esté a la altura de las expectativas públicas o que cometa errores de manera recurrente podría desencadenar una crisis de legitimidad que afecte tanto a su gestión actual como las aspiraciones de su partido seguir en el poder.
Ante estos desafíos, actuar a tiempo y renovar ciertas posiciones clave podría permitirle dar una señal clara de firmeza y capacidad para adaptarse.
Es innegable que el presidente enfrenta una disyuntiva compleja: remover o reestructurar su gabinete podría crear tensiones políticas y descontentos en ciertos círculos, pero mantener un equipo que ha cometido errores notables también conlleva sus riesgos.
La lección que ofrece Maquiavelo en «El Príncipe» es clara: un líder debe anticiparse a las dificultades y no dudar en tomar decisiones drásticas cuando la situación lo requiere.
Abinader podría fortalecer su posición si demuestra estar dispuesto a realizar cambios necesarios, mostrando que su compromiso con el país está por encima de cualquier interés personal o de grupo.
Si Luis Abinader decide implementar ajustes en su gabinete, la acción podría simbolizar un compromiso renovado con la transparencia y la eficacia en la administración pública. Un líder que reevalúa su equipo no solo muestra adaptabilidad, sino también inteligencia política.
En un país que demanda resultados y honestidad, un cambio en el gabinete sería bien recibido por aquellos sectores de la sociedad dominicana que anhelan un gobierno enfocado en la solución de problemas. Siguiendo el consejo de Maquiavelo,
Abinader tiene la oportunidad de afianzar su liderazgo y evitar que las acciones de unos pocos empañen los logros de su mandato.