Por Maribel Núñez
Por aquí pasó la inmensa Piedad Córdoba
luego de abrazarla,
de manifestarle mis cariños y devoción,
de darle la bienvenida a la Patria de Las Mirabal,
Caamaño y Bosch,
le dije, supe que te has lanzado a la Presidencia de Colombia.
Le pregunté, ¿qué podemos hacer las
feministas dominicanas para apoyarte,
para que lleves la verdad del pueblo
oprimido a la Casa de Nariño,
para que puedas construir la necesitada paz,
para que el pueblo alcance la felicidad…?
Y ella me respondió
«escriban de mi»
Sencillo, tan joven y ya era una sabia leyenda!
Y escribo, conozcan
la inmensidad de una mujer revolucionaria y valiente,
indoblegable, una mujer montaña
que estremeció a todo un pueblo de paz
con la soñada PAZ que por décadas la derecha cercenó,
la paz que ella sembró en cada corazón de los pueblos
de la Patria Grande, para que sincronizaran
sus latidos con los de la amada Colombia
y la oxigenaran de Paz.
Una Madre que secreteo a todos los oídos,
que como Gandi, profetizó que la paz era el camino y jamás la guerra,
que era posible la Colombia,
que va dejando las desapariciones forzadas en el pasado y el hambre del pueblo afro y originario.
Y escribo,
Piedad Córdoba es un ejemplo para las mujeres que luchan,
una luz de inteligencia para todas las latinoamericanas
para las cimarronas afrodescendientes,
una política de extraordinario don de comunicación.
Una mujer fieramente atacada
que nunca mostró una lágrima a los infames enemigos,
a esos fabuladores que se inventaron
mil mentiras y una más… y Piedad siempre se defendió como sólo saben hacerlo las guerreras…
lucho con proezas hasta contra quienes intentaron arrancarle lo más presiado…la vida…
Escriban… de la Cimarrona Mayor,
escribo de la Mujer Leyenda,
esa que sin conocerla, se le presentó ante Chávez
para que junto a ella asfaltaran las avenidas de la paz,
aún cuando nadie la creía posible,
y ella, ataviada con sus pañuelos afros,
con su singular belleza, seguridad y preclaridad,
ante la fascista derecha, no le importó exponer su vida,
escalando todas las montañas,
para que el mundo
trabajara por la necesaria paz de su pueblo.
Y escribo
mujer negra, que es un ejemplo
que es camino
que es una luz en nuestras luchas,
las decoloniales,
que siempre nos iluminará.
Admirada Piedad,
Compañera Cumbera
como siempre fuiste capaz,
de cónclave en cónclave,
de marcar pautas,
de marcar sinceridades,
de marcar la fortaleza de los pueblos y
todas las lealtades que se conjugaban en tí,
en tus miradas, perpicaz sonrisa y profunda elocuencia.
Piedad las que son como tú, jamás mueren,
que nadie diga que haz muerto!