Santo Domingo. – La comunicadora Mariasela Álvarez cambió de opinión ante la avalancha de crìticas porque dos de sus hijos son empleados en el gobierno y porque uno de ellos fue beneficiado con un contrato de más de 100,000 pesos luego de participar en un concurso como único oferente.
«¿Qué puedo decir? Que a toda la gente que quiere a uno y que conoce a uno no hay que darle ninguna explicación», dijo Álvarez el pasado día 15 en su programa ‘Esta Noche Mariasela’.
Un documento de la Dirección General de Contrataciones Públicas que circula en redes sociales señala que el vástago de la comunicadora y exMiss Mundo fue beneficiado con un contrato con la Oficina Gubernamental de Tecnologías de la Información y Comunicación (OGTIC) de cien millones treinta mil quinientos cincuenta y seis pesos (RD$100, 030, 556) por «los servicios de una plataforma de hiper automatización de procesos y una célula de desarrollo especializada».
Igual que el director de la OGTIC, Bartolomé Pujals, Álvarez asumió un rol de primera línea en las críticas al gobierno de Danilo Medina y como parte del colectivo Marcha Verde, que fue vendido como «apartidista».
Las críticas son vertidas, de igual manera, contra otros coordinadores de esa plataforma que, sin supuestamente pertenecer a partidos políticos, asumieron en el gobierno del PRM un rol protagónico desde distintas funciones públicas.
Ahora sí
La noche de este martes, sin embargo, la comunicadora salió al frente de las críticas en las que también se destasca que dos de sus hijos son señalados al figurar como beneficiarios por prestar servicios al gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader.
Mediante un comunicado, la figura de la televisión dominicana indica que nunca tendrá precio su capacidad crítica frente a los fenómenos sociales, políticos y económicos de interés para la mayoría de los dominicanos.
Mariasela afirmó que seguirá fiel a su audiencia, que justifica la razón de ser de su emprendimiento en los medios de comunicación.
El texto
«Personas de alto aprecio y gran valoración me han aconsejado guardar silencio ante una ola de injurias dirigidas hacia mí y dos de mis hijos. Comprendo su punto de vista, ya que siempre estaré en desventaja frente a la intención de dañar, la cerrazón, el fanatismo y el resentimiento.
Sin embargo, he decidido plasmar estas palabras por escrito, no como una respuesta a la maldad y el retorcimiento, que son imposibles de convencer, sino como un testimonio para una sociedad racional y sensata, y como legado digital para las generaciones presentes y futuras de mi familia.
A lo largo de mis 31 años en los medios de comunicación, he enfrentado campañas infundadas que han intentado desprestigiarme sin éxito. Estas agresiones, aunque desagradables, son parte del precio que se paga por una trayectoria profesional. Sin embargo, frente a la reciente campaña difamatoria contra dos de mis cuatro hijos, me veo en la necesidad, como madre y ciudadana, de dar la cara por segunda vez.
En relación con mi hijo mayor, que cuenta con 39 años y 17 de ejercicio profesional, y como representante de una prestigiosa firma tecnológica de los EE.UU., ha participado en una licitación del Gobierno en forma legal, transparente y auditable desde el punto de vista técnico y comercial. Su éxito como emprendedor revestido de ética no proviene de mi influencia o promoción, sino de su dedicación y capacidad profesional.
Sobre mi hija de 28 años, graduada de FIU y con experiencia en el sector hotelero internacional, actualmente colabora con el MITUR para impulsar el turismo en nuestro país. La compensación que recibe corresponde únicamente a sus servicios profesionales al Estado, con el derecho que asiste a cualquier ciudadano. Ambos, criados con valores, honestidad y trabajo duro, han elegido quedarse en su país, demostrando así su compromiso y amor por nuestra tierra.
Además, quiero destacar que nunca tendrá precio mi capacidad crítica frente a los fenómenos sociales, políticos y económicos de interés para la mayoría de los dominicanos y, en particular, para la fiel audiencia que justifica la razón de ser de mi emprendimiento en los medios de comunicación.
Para concluir, mi hijo menor me recordó, en un audio reciente que me hizo brotar lágrimas, el legado que estoy dejando: una vida profesional y personal de la cual mis hijos nunca tendrán que avergonzarse. Este es el verdadero valor que buscamos transmitir como padres. Aunque soy consciente de que me expongo a una nueva oleada de críticas, estoy preparada para ello.
Agradezco profundamente los mensajes de respaldo de gente buena, que refuerzan mi convicción de que la verdad y la dignidad son siempre el mejor camino frente a la calumnia y la desinformación».