Por Felipe Lora Longo
En un lamentable episodio de engaño político y simulación, el presidente Luis Abinader ha anunciado su intención de buscar la reelección en las elecciones del 2024 a través de un video en el que se jacta de supuestas promesas cumplidas y logros alcanzados por su gobierno.
Sin embargo, este anuncio no solo es un intento desesperado de perpetuarse en el poder, sino que también es un insulto a la inteligencia de los dominicanos que han sido testigos de las promesas incumplidas y las políticas que han afectado negativamente a amplios sectores de la sociedad.
En el mismo día en que cientos de organizaciones sociales, laborales y ambientales salieron a las calles para exigir el cumplimiento de las promesas electorales, Abinader optó por desviar la atención con un video lleno de autoelogios y afirmaciones cuestionables.
Esta acción refleja la desconexión entre el gobierno y las demandas legítimas del pueblo dominicano, evidenciando que la prioridad del presidente es mantenerse en el poder a toda costa, incluso a expensas de ignorar las voces de aquellos a quienes prometió representar.
En el video, Abinader insinúa de haber aliviado el sufrimiento de los más desposeídos, una insinuación que contrasta de manera dramática con la realidad que viven cientos de miles de dominicanos.
Mientras el presidente intenta convencer a la población de su «honestidad», el país sigue enfrentando desafíos significativos en términos de pobreza, desigualdad social, acceso a servicios básicos y derechos fundamentales.
Las escasas reacciones de agrado ante el anuncio de reelección por parte del sector oligárquico dominicano y de las corporaciones extranjeras no deben sorprendernos, como tampoco debe sorprendernos, la agigantada cobertura que ofreció la prensa que, abandonando su rol, se ha convertido en vocera de quienes controlan el poder. Estos actores han sido beneficiados por políticas que favorecen a las élites económicas, mientras dejan atrás a los más vulnerables.
El presidente Abinader ha fracasado en el cumplimiento de sus responsabilidades y los llamados a la «honestidad» no pueden encubrir la falta de transparencia en la gestión gubernamental ni justificar el incumplimiento de las promesas. En lugar de buscar la reelección, el presidente debería enfocarse en cumplir con su deber de representar y trabajar en beneficio de todos los ciudadanos.
El repudio al anuncio de reelección de Luis Abinader refleja la creciente indignación y frustración de un pueblo que exige un cambio real y concreto en las políticas gubernamentales.
Las protestas y manifestaciones que se llevaron a cabo en el mismo día del anuncio son una clara muestra de que la población dominicana ya no está dispuesta a aceptar más promesas vacías y engaños por parte de sus líderes.
Resulta irónico que Abinader utilice términos como «orden», «progreso» y «honestidad» para describir su gestión, cuando la realidad ha demostrado lo contrario.
Las políticas implementadas por su gobierno han contribuido a la profundización de la desigualdad, la erosión de los derechos laborales y la falta de acceso a servicios básicos para amplios sectores de la sociedad. Ha aludido los héroes de la Restauración mientras pone en riesgo nuestra soberanía hídrica, alimenticia, energética y cultural, ignorando la constitución de la república.
Ante esta realidad, es imperativo que los dominicanos, no sólo repudiemos el anuncio de reelección de Abinader, sino que también reafirmemos nuestra determinación de exigir un cambio significativo y revolucionario en la dirección del país. Las demandas del pueblo son claras y contundentes, y es responsabilidad de todos alzar la voz y luchar por un futuro en el que prevalezcan la justicia social, la equidad y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos.
La reelección no es la solución a los problemas que enfrenta la República Dominicana, sino más bien una estrategia que busca mantener el statu quo y perpetuar una agenda que no beneficia a la mayoría.
Es hora de poner fin a la era de las promesas incumplidas y los discursos vacíos. El pueblo dominicano merece un liderazgo que esté a la altura de sus necesidades y expectativas. Las demandas del pueblo son legítimas y deben ser atendidas de manera prioritaria por aquellos que ostentan el poder.
La lista de demandas del pueblo dominicano es extensa y variada, reflejando las preocupaciones y aspiraciones de diferentes sectores de la sociedad. Algunas de estas demandas incluyen:
- Combate efectivo contra la corrupción: El pueblo una acción contundente contra la corrupción en todas sus formas. Es hora de que los funcionarios públicos rindan cuentas por sus acciones y que los recursos del país sean utilizados de manera transparente y eficiente en beneficio de la población.
- Garantía de acceso a servicios básicos: Los dominicanos demandan el acceso universal a servicios esenciales como educación de calidad, atención médica, agua potable y electricidad. Es inaceptable permitir que estos servicios sean un privilegio reservado para unos pocos, mientras la mayoría sufre las consecuencias de la falta de inversión y atención.
- Protección del medio ambiente y recursos naturales: Es imperativo que se tomen medidas concretas para preservar y proteger nuestro entorno natural. La explotación irresponsable de recursos y la degradación ambiental deben detenerse, y se deben implementar políticas que promuevan un desarrollo sostenible y respetuoso con la naturaleza.
- Empleo digno y derechos laborales: La población demanda la creación de empleos dignos y bien remunerados, así como la protección de los derechos laborales de todos los trabajadores. No podemos permitir que se siga precarizando el trabajo y vulnerando los derechos fundamentales de quienes contribuyen al desarrollo del país.
- Lucha contra la pobreza y la desigualdad: El pueblo demanda políticas efectivas para reducir la brecha entre ricos y pobres. Es inaceptable que una minoría acumule riqueza mientras la mayoría lucha por sobrevivir. Abogamos por programas de apoyo social y económico que beneficien a los más vulnerables.
- Educación de calidad: La ciudadanía exige una educación de calidad que prepare a las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos del mundo moderno. La inversión en infraestructura educativa, formación docente y recursos pedagógicos debe ser una prioridad.
- Acceso a la vivienda y servicios básicos: Las organizaciones sociales demandan soluciones concretas para el déficit habitacional y el acceso a servicios básicos como agua, electricidad y saneamiento. Todos los ciudadanos tienen el derecho a vivir en condiciones dignas y saludables.
- Respeto a los derechos de las mujeres y equidad de género: El pueblo exige el respeto y la promoción de los derechos de las mujeres, así como medidas efectivas para prevenir y erradicar la violencia de género. Abogamos por políticas que promuevan la igualdad de oportunidades y la participación activa de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
- Participación ciudadana y transparencia: Los dominicanos exigen una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones y en la formulación de políticas públicas. La transparencia y la rendición de cuentas deben ser principios fundamentales en la gestión gubernamental.
- Respeto a los derechos humanos y justicia: La población demanda el respeto irrestricto de los derechos humanos de todos los ciudadanos, así como un sistema de justicia imparcial y eficiente. No podemos permitir la impunidad ni la violación de los derechos fundamentales de ninguna persona.
La reelección no puede ser un camino para perpetuar una gestión que ha dejado insatisfechas las aspiraciones de la población. El anuncio de reelección de Luis Abinader es un recordatorio de la necesidad de un cambio real en la dirección del país.
Es hora de que los ciudadanos dominicanos se unan en la defensa de sus derechos y exijan un liderazgo comprometido con el bienestar de todos. La lucha por un futuro más justo y equitativo es responsabilidad de cada uno de nosotros, que juntos podemos construir una República Dominicana en la que las promesas se conviertan en realidades tangibles para todos.