Por Germán Reyes
Santo Domingo.- Tres jóvenes de Hato Mayor, de quienes el dirigente reformista Víctor Gómez Bergés dijo que se ocultaron para dañar la imagen del régimen de entonces, en realidad fueron secuestrados y luego asesinados por disposición del jefe policial Guillermo Guzmán en obediencia a una orden del presidente Joaquín Balaguer, según relató Deivis Cabrera.
“El 15 de enero de 1970 los jóvenes Serafín Santana Viloria, Amado Santana Viloria y Juan Zorrilla, fueron secuestrados en la ciudad de Hato Mayor”, dijo Cabrera en mensajes que difundió vía la red social Twitter.
Los cuerpos sin vida de Zorrilla y los hermanos Santana Viloria salieron “con el nombrado Pedro Muñoz”, quien resultó ser un confidente de la policía nacional, fueron “encontrados” el viernes, día seis de febrero de ese año en la comunidad de Los Rincones, en Sabana de la Mar, por la misma Policía que los había raptado.
“52 años después de tan horrendo crimen es más que necesario recordar el mismo, más aún cuando sectores pretenden tratar de justificar y ´blanquear´ las brutalidades y actos de barbarie a los que fue sometido este pueblo durante los fatídicos 12 años de Balaguer”, escribió Cabrera.
Los hechos
El tío de los jóvenes Santana Viloria, el señor Manuel Serafín, dijo en declaraciones al periódico El Caribe publicadas el miércoles 21 de enero del 1970, que los jóvenes fueron requeridos en sus hogares por el “señor Luciano”, el cual abordó con ellos “un cepillo de color blanco”, el mismo tipo de vehículos que utilizaba Trujillo para espiar y secuestrar desafectos a su régimen.
Cabrera refirió que Dorotea Zorrilla, madre del joven Juan Zorrilla, daba la misma versión de Serafín sobre los hechos, en relación con la forma en la que habían sido raptados los jóvenes en la ciudad de Hato Mayor.
Una orgía de sangre
La desaparición de los jóvenes género grandes jornadas de movilización a nivel nacional, siendo los estudiantes de niveles secundarios y universitarios los más activos en el proceso de exigencia de la aparición de los jóvenes, movilizaciones que fueron reprimidas con dureza
Con el paso de los días, continúa Cabrera, la desesperación se seguía apoderando de familiares y amigos.
“Y es que no era para menos, ya que el país vivía una orgía de sangre generada por la administración que dirigía Joaquín Balaguer desde su llegada al poder en 1966”, precisó.
El mareo, Balaguer y Gómez Bergés
Como parte de una estrategia del gobierno, algunos funcionarios comenzaron a plantear la versión sobre que los jóvenes se habían ocultado con el objetivo de “dañar” la imagen del gobierno de Balaguer y que no habían sido secuestrados como se decía.
Víctor Gómez B. en declaraciones a la prensa, publicadas en el periódico el Nacional del 29 de enero de ese año, puso esa falsa hipótesis en el tapete, dijo Cabrera.
De igual forma, prosiguió, Guillermo Guzmán Acosta, quien se desempeñaba como jefe de la Policía Nacional al momento de la desaparición de los jóvenes, señaló también que los jóvenes se encontraban ocultos como parte de una estrategia de la izquierda contra Balaguer.
“Ambas declaraciones eran parecidas a las realizadas por Balaguer ante la desaparición de Guido Gil, el cual hasta el Sol de hoy se encuentra desaparecido”, observó Cabrera.
Otra de las comisiones de Balaguer designó una comisión de oficiales de alto rango para “esclarecer” los hechos de la desaparición.
Las comisiones de investigación se hicieron famosas en el gobierno balaguerista de aquellos fatídicos 12 años.
El cantautor Ramón Leonardo compuso e interpretó una canción, la cual tituló “Comisiones, comisiones, comisiones para qué”.
En este caso la integraron los coroneles Melitón Valdera, Carmelo Fernández e Imiro Perez Naut. Tenían bajo su responsabilidad “esclarecer” los hechos de la desaparición, cosa que nunca sucedió.
Balaguer, los interrogatorios
El sábado 7 de febr
ero de 1970 el periódico El Caribe público en su portada la noticia de que Balaguer había visitado Hato Mayor y había realizado “interrogatorios” a 15 personas sobre la desaparición de los 3 jóvenes.
Se trató, según el cronista, de acciones de simulación que formaban parte del teatro.
Al final, los cadáveres encontrados fueron presentados a la prensa en el Palacio de la Policía por el entonces procurador general de la república, Anaiboní Guerero Báez.
Todavía en la impunidad
El descubrimiento de los cuerpos sin vida provocó una tan grande protesta en el pueblo y varias provincias más de la región este del país.
Luego, la emisora Radio Comercial fue la que enteró a los hatomayorenses y al resto del país del hallazgo.
El gobierno de Balaguer nunca emitió una versión oficial sobre los cadáveres encontrados y la desaparición de los jóvenes, “así como hizo con cientos y cientos de crímenes cometidos por los gobiernos de Joaquín Balaguer, los cuales en su mayoría contaban con su apoyo”.
