Por José Carrión
Siempre dije, y lo reafirmo ahora, que algo no me encajaba en el caso del llamado Big Papi, David Ortiz, y que por eso no me simpatizaba.
Algunos me tacharon de ignorante, envidioso, mal dominicano, desconocedor de nuestros «valores nacionales», etc.
Siempre he estado atento a sus innumerables escándalos familiares y en lugares de dudosa reputación, uno de los cuales casi le cuesta la vida.
No bien se habían cerrado las puertas del Salón de la Fama, abiertas para entronizarlo, anuncia que es vendedor (y consumidor) de marihuana.
Ojalá que ninguno de los niños que supuestamente su Fundación opera del corazón por varias cardiopatías, mañana no sea un drogadicto introducido en ese mundo por el PapiCannabis.
Cuidémosnos y cuidemos a nuestros hijos e hijas de tantas figuras altruistas.