Miami, (EFE).- Jorge Ramos, el periodista hispano más famoso en EE.UU., denunció en una entrevista con Efe que millones de latinos están sufriendo una “grave discriminación” por parte de las autoridades que manejan la crisis del coronavirus en el país, al no comunicar sus medidas en español.
Según el conductor estrella de Univision Noticias, actualmente en Estados Unidos no hay una autoridad oficial, con excepción de las ciudades de Miami y Los Ángeles, que esté dirigiéndose correctamente a 41 millones de personas que viven allí y hablan ese idioma en casa.
En contraste, un 34 por ciento de los fallecidos como consecuencia del virus en la ciudad de Nueva York, el actual epicentro de la pandemia en el país, son latinos, según cifras que citó.
“El problema no es solo que no se les está dando la información”, subrayó Ramos, de 62 años, al destacar que son los periodistas hispanos los que están haciendo malabares para traducir, a veces de forma simultánea, los mensajes de los gobernadores, expertos sanitarios y de la Casa Blanca.
“El problema es que, desde todo punto de vista, comenzando por el económico, hay una política de discriminación abierta contra millones de inmigrantes”, denunció sobre el manejo de la enfermedad, que ya deja en todo el país más de 500.000 casos.
Esto ha hecho que inevitablemente, según ha reflexionado Ramos, se “haya modificado incluso la función del periodista de habla hispana” en el país.
“Toda mi carrera he pensado que el periodista tenía dos responsabilidades primordiales- la primera es reportar la realidad tal y como es y la segunda es cuestionar a la gente que tiene el poder y la autoridad”, indicó.
Sin embargo, durante la crisis desatada por la pandemia, ha concluido que la situación está obligando a los periodistas que publican información en español a ejercer una tercera función- “meramente de servicio público, que es dar información para que la gente salve sus vidas».
UNA BRECHA QUE GOLPEA A MILLONES
Esta situación afecta, según Ramos, a los casi 60 millones de latinos en Estados Unidos, pero los más perjudicados son “los que son esenciales para que la economía funcione… y son indocumentados».
En ese grupo coloca a las personas que trabajan en funciones de limpieza en las casas, lugares públicos y hospitales, aquellos que levantan las cosechas de comida, quienes trabajan en restaurantes o están entregando desde paquetes hasta comida.
“Son millones de personas desprotegidas. Totalmente al margen de todo”, manifestó. Igual de importantes son los médicos, enfermeras y otro personal hospitalario, dijo, que están dentro del grupo llamado DREAMers (soñadores), es decir aquellos arropados por la ley conocida como DACA, que da una legalidad temporal a los migrantes que llegaron al país con menos de 16 años y han tenido una vida ejemplar.
A Ramos también le preocupan las denuncias de contagios en los centros de detenciones de indocumentados y en las prisiones. Ante esta realidad, “nos corresponde a los periodistas latinos o hispanos tener una función fundamental”, indicó, al destacar que por primera vez siente que su trabajo influirá directamente en “salvar la vida de alguien».
UNA LUCHA PERSONAL
También algo nuevo para él fue sentirse afectado en lo personal por las noticias que cubre, confesó, ya que fue una de las primeras figuras públicas hispanas en guardar cuarentena ante un posible contagio de coronavirus.
“Un amigo cercano estuvo en contacto con varias personas que dieron positivo y por eso decidí no participar como moderador en el último debate entre Joe Biden y Bernie Sanders (los precandidatos presidenciales demócratas)”, explicó.
“Fue una decisión difícil porque no es algo que pase muy a menudo”, lamentó. Ahora, su mayor preocupación es que su familia no enferme. El periodista vive en Miami con su pareja de casi una década, la conductora, actriz y empresaria venezolana Chiquinquirá Delgado y la hija menor de ella Carlota, de 9 años.
Pero además, ahora están con ellos María Elena, la hija mayor de Delgado de 27 años, y Nicolás, el hijo menor de Ramos, que tiene 21.
“Estoy en contacto día a día en el trabajo con reporteros que están arriesgando su salud para recaudar información para nuestra audiencia. Todos estamos con niveles de estrés altísimos, pero conscientes de que tenemos que hacer nuestro trabajo, pero también cuidarnos y cuidar a nuestras familias”, explicó.
Ese es el caso de su hija mayor, Paola, que trabaja en Nueva York como periodista, lo que lo tiene “nerviosísimo». No obstante, Ramos subraya en que los verdaderos héroes de la situación son “el personal médico y de limpieza y los que hacen que la gente siga teniendo las cosas que necesita”, si bien se asiente el polvo se verá “cómo se ha redefinido el trabajo del periodista”, en especial el hispano.